Cuando el miedo crece, los animales más gentiles se hacen feroces; las flores esconden su belleza y el perro muerde la mano que le da de comer.
Dejamos de ver, dejamos de oír y nos paralizamos o corremos en círculos sin ningún sentido.
Cuando el miedo crece, cualquier sombra es fantasma; cualquier sonido es ladrón.
Dejo de oírte, dejo de mirarte, dejo de sentirte
y vos hacés lo mismo.
Cuando el miedo crece, ya no estamos ahí.
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Vamos a apagar la luz y a jugar en la oscuridad.
Vamos a tratar de ver sin ver.
Y si el miedo crece, gritemos para saber que estamos ahí.
No existen los monstruos, los vampiros, los duendes o los espíritus,
solo los que creamos
nosotros mismos.
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