-Y puedo hacer lo que quiera. Porque es mío. Porque yo lo vi primero.
-Y, ¿podés hacer lo que quieras?
-Oui.
-Y capaz que no es tuyo...
-Y, a vos, ¡¿quién te preguntó?!
-Dios.
-¿Dios? Ah, ¿sí? Y, ¿qué te dijo?¿Te dijo que no era mío?
-No.
-Y, entonces, ¿qué te dijo?
-Nada. Señaló y después preguntó.
-¿Qué preguntó?
-Si era tuyo.
-¿Y qué le dijiste?
-Que no. Y Dios me creyó.
-No te creo.
-No me importa. Dios, sí. Entonces ahora no es más tuyo. Es mío.
-Que no.
-Que sí.
-Callate. Ni siquiera sabés de qué hablo.
-No me importa. Nada es tuyo.
-¿Viste? Dios se equivoca. Te dije. Además, ponete de acuerdo. Uff, casi me asustás. Ya lo sabía. Le neànt n'est à moi. Oui oui. Elle m'appartient. Jiji. Elle m'appartient...
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