Lo sé y lo sabés y lo sabemos.
Sólo nos miramos y pretendemos no hacerlo.
Intermitentemente, nuestras miradas se desvían.
Yo para allá y vos para acá.
Casi nunca se cruzan, pero los dos sabemos.
Jugamos a ser victorianos y cuando nos miran, nos rozamos disimuladamente, sonreímos y la gente se incomoda con nuestra contención.
Porque saben que está por explotar, porque saben que nos aguantamos, porque saben que en realidad estamos pensando lo que estamos pensando... porque todos lo piensan.
Hoy te voy a lastimar.
Espero lo mismo de vos.